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Programas de orientación para la prevención y el desarrollo (El texto completo se encuentra en la página de la CEAPA ) 1 ¿Qué entendemos por programa? En la actualidad no disponemos de una definición sobre el concepto «programa» que sea unánimemente aceptada por todos. El término programa se viene utilizando en la actualidad de forma imprecisa y con distintos significados entre los profesionales de la orientación. Entre las varias propuestas que nos encontramos en la literatura especializada, resaltaremos, aún con sus limitaciones, la de Bisquerra (1991) por su concisión y brevedad. Este autor define a un programa «como una acción planificada encaminada a lograr unos objetivos con los que satisfacer unas necesidades». Hemos de aclarar en este sentido que muchos «pequeños» programas toman sentido y eficacia en tanto que se integran en otros más amplios de carácter más general. Esto resulta evidente cuando se aplican programas integrados de forma secuencial a lo largo de todo el proceso educativo, a través de este trabajo continuado es cuando se pueden obtener los resultados más satisfactorios. 2 La implantación de programas para la prevención y el desarrollo Con el concepto de Orientación para la prevención y el desarrollo que venimos barajando, el orientador no espera a que se produzca la demanda para intervenir, sino que se adelanta incluso a la aparición del problema. Este enfoque no supone negar la importancia de la relación individualizada, ni los programas de orientación centrados exclusivamente en la atención a los problemas individuales. En todo caso es un reduccionismo que conviene evitar. Tampoco quiere decir que se deban olvidar otros aspectos como diagnóstico, tratamiento, asesoramiento etc. En este sentido Bisquerra (1991) sugiere la implantación de programas equilibrados, que incluyan prevención, desarrollo y tratamiento. A) Condiciones para la implantación de programas: Para implantar programas de orientación en los Centros se deben tener en cuenta una serie de condiciones. Entre ellas tendremos en cuenta las siguientes:
B) ¿Qué tipo de programas seleccionar? Ante todo hemos de tener en cuenta a la hora de seleccionar los programas de orientación que éstos deben de referirse a un contexto en concreto y a unas necesidades concretas. No se puede recomendar la implantación de unos u otros programas con carácter general. A continuación expondremos una serie de programas de intervención, relativos a todos los niveles educativos según la nueva terminología de la LOGSE.
3 El papel del orientador El desarrollo del nuevo concepto de Orientación que estamos exponiendo, lleva consigo la necesidad de plantearnos dos cuestiones. En primer lugar, quién va a llevar a cabo los programas de orientación; y en segundo lugar qué actitud debe mantener estas personas. Respecto a la primera cuestión, debemos considerar profesionales de la Orientación a los pedagogos, psicólogos, asistentes sociales y en el futuro a los titulados en psicopedagogía. También hablaremos de agentes orientadores, dado que la orientación es inseparable del proceso educativo, en el caso de los profesores en general, de los tutores de grupos de alumnos y por supuesto de los padres. En cuanto a la segunda cuestión, el orientador debe ser un agente de cambio, que tenga en cuenta que el marco contextual donde se desarrolla el individuo es su principal condicionante. Y que sea capaz de provocar cambios no solamente en los alumnos, sino también en el sistema, en los objetivos, en las funciones, y en definitiva en la institución educativa. Ahora bien, todo cambio no surte efecto si no se produce desde abajo, naciendo de las necesidades concretas de cada comunidad educativa. En este sentido los padres, las APAs, tienen un papel primordial que desempeñar de unión entre la escuela y la sociedad. Aceptemos el papel del orientador como dinamizador, pero no olvidemos que los cambios duraderos, suelen venir del trabajo y el esfuerzo cooperativo. |
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