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TÉCNICAS PARA LA DINAMIZACIÓN DE A.P.A.S (El texto completo se encuentra en la página de la CEAPA ) Habitualmente los responsables de las Asociaciones de Padres y Madres se quejan de que cuando convocan a los padres y a las madres de la Asociación para realizar una actividad o simplemente para invitarlos a participar en la asamblea del año, la asistencia, por lo general, es muy baja. Muchas veces hemos oído decir que son «siempre los mismos», son los de la Junta que están en todas partes y que terminan «quedándose». Eso es, desgraciadamente, cierto. Pero conviene añadir unos datos complementarios sobre el tema de las convocatorias escolares: cuando convoca la maestra de un ciclo, asiste el 60%; cuando convoca el claustro a toda la escuela, la asistencia baja considerablemente. Y cuando convoca la Asociación a un tema general, baja aún más. De estos datos parece deducirse que la gente asiste más cuando se siente concreta y directamente afectada. Un objetivo fundamental para la colección Temas de Escuela de Padres y Madres es incidir en una formación que promueva una mayor y más profunda implicación de los padres y madres en las APAs y de estas en la vida de sus centros educativos. De hecho, muchos de los títulos de esta colección abarcan formas distintas y complementarias de promover la participación. Para que las actividades que organiza una Asociación tengan un relativo éxito es necesario que la movilización se planifique lo más minuciosamente posible, comprobando previamente que el trabajo de sensibilización sobre el tema haya tenido una buena aceptación y acogida. Después entran en juego muchos factores, desde el carácter más o menos atractivo de la convocatoria hasta la fecha y hora escogida. Con el presente documento queremos centrar la atención de muchos padres y madres que trabajan en el día a día de las APAs sobre la importancia de cómo hacemos las cosas y las consecuencias de estos aspectos formales. Junto a la necesidad de tener definidos con claridad los fines de nuestro trabajo en las Asociaciones, es fundamental que nos paremos a considerar si las actividades y propuestas que llevamos a cabo se realizan de la manera mas adecuada y eficaz. En ocasiones, el éxito de una actividad depende tanto del interés del tema como de la manera en que informamos, convocamos o consultamos a los padres y madres destinatarios de la actividad. La convocatoria de una reunión sobre un tema importante, la Asamblea anual, una sesión de una Escuela de Madres y Padres o una actividad lúdica motivada por el fin de curso pueden verse sin la respuesta que merecen dentro de la comunidad educativa por coincidir con un partido de fútbol, celebrarse un viernes, cuando muchos padres y madres del centro hacen la compra de la semana, o convocarse a una hora incómoda para dejar a los niños y niñas con alguna persona. Más allá de opiniones y valoraciones personales sobre estos hechos, no debemos olvidar que estas situaciones se dan y que, por tanto, junto a otros aspectos sobre la preparación de estas actividades, que habitualmente cuidamos, debemos calcular el momento y la forma mas adecuados para cada una de ellas. Aunque sólo sea a modo de ejemplo, recordemos que los mejores días para convocar son los martes y jueves, porque los lunes y viernes generalmente los padres y las madres vuelven a los problemas de la semana laboral o bien se van fuera. Hay que descartar hacer reuniones a las horas en que hay retransmisiones deportivas o películas por la televisión. Antes de tomar individualmente decisiones en este sentido, en el momento de decidir una reunión, conviene hacer un minisondeo a través de contactos personales sobre el tema, la hora, el día... Es importante disponer del tiempo y de la colaboración necesaria para desarrollar correctamente cada paso. No cabe duda de que la vertebración del tejido asociativo es hoy más necesaria que nunca. Las Asociaciones de padres y madres son cada día más valiosas y día a día se hace más evidente que su actuación puede ayudar a mejorar la calidad de la enseñanza en la escuela. Nuestro potencial social y educativo es impresionante y por esta razón debemos convertir en una meta de primer orden la búsqueda de modelos organizativos y funcionales que permitan aprovechar todo este potencial. Hoy en día, para dinamizar un APA es necesario que todos los padres y las madres estén dispuestos a trabajar en la Asociación. Para ello, junto a la búsqueda de un modelo educativo compartido, el conocimiento de la legislación o la promoción de actividades para los niños y niñas del centro, los padres y madres de la APA deben conocer una serie de mecanismos participativos y organizativos para lograr una mayor implicación del colectivo de padres y conseguir, de este modo, asociaciones atractivas y dinámicas, decididas a implicarse en todo lo que afecta a la escuela. Si la Junta Directiva de la Asociación es participativa, dinámica y creativa logrará una implicación mayor de los padres y de las madres en las actividades que realice la Asociación. Desde CEAPA nos proponemos, con este material, ofrecer a las Federaciones, a las AMPAS y a las familias un conjunto de herramientas que les permitan desde las Juntas Directivas diseñar actividades que potencien la participación de los padres y madres en la escuela y en todas las actividades de la Asociación. OBJETIVOS Y EXPECTATIVAS La primera tarea que hemos de llevar a cabo en toda Asociación es clarificar cuáles son nuestros objetivos y expectativas como APA. Cómo queremos dinamizar la Asociación, qué actividades de dinámica de grupo queremos utilizar para aumentar la participación de los padres y las madres en la escuela. Una vez elaborados los objetivos debemos analizar atentamente los recursos que nos ofrecen estos materiales y elegir el que más se ajuste a nuestras necesidades. Debemos tener presente, desde el primer momento, que ni para promover la participación ni para tantas otras cosas existen recetas o varitas mágicas. Existen mecanismos, procesos, estrategias y herramientas que pueden incrementar el interés y la implicación de los padres y madres de un centro en la vida de su APA pero todas ellas precisan de atención, esfuerzo y voluntad. Toda definición de objetivos es también una declaración de principios. Nosotros, a la hora de elaborar este documento, nos hemos marcado unos objetivos mínimos que a continuación enumeramos: 1 Analizar cuáles son los aspectos más relevantes que deben tomarse en cuenta para que la Junta de la APA sea realmente un grupo de trabajo. 2 Profundizar sobre las etapas psicológicas que vive la Junta de una Asociación durante su mandato. 3 Analizar cuáles pueden ser los conflictos por los que atraviesa una Junta y qué herramientas se pueden utilizar para resolverlos. 4 Revisar los mecanismos de participación que hacen que los socios de la Asociación se impliquen con entusiasmo. 5 Ofrecer y justificar un modelo de organización, el de los Delegados de Madres y Padres, con el fin de dinamizar la Asociación. 6 Exponer cuáles son las reglas básicas de una buena reunión de trabajo que permita tomar acuerdos eficaces y rápidos. 7 Facilitar, a las Juntas de Federaciones y a las Asociaciones, ideas destinadas a dar información a sus socios. 8 Ofrecer diversas herramientas de dinámica de grupo que ayuden a promover la participación activa de los padres y de las madres de la escuela. Los grupos son dinámicos. La Asociación de Padres y Madres constituye un grupo. Introducción: la Junta de la Asociación y sus socios constituyen un grupo dinámico y en cambio permanente Lewin (1959) entiende por «dinámica de grupos» los distintos fenómenos que se producen en la vida de los grupos. El grupo constituye a sus ojos un ente dinámico y cambiante, pues los elementos que lo constituyen no son estáticos, sino que están en permanente movimiento, en continuo proceso de cambio, y sus miembros modifican constantemente sus relaciones mutuas. Dicho de otra manera, es un todo con vida propia, cuyas propiedades son diferentes a la suma de sus partes, y que pasa por diferentes etapas a lo largo de su existencia. El grupo y el ambiente donde se define constituyen un campo de fuerzas de orden social y dinámico, cuyos elementos principales son los miembros, los subgrupos, los canales de comunicación, la tarea a realizar y las barreras. Lewin constata que al incidir sobre uno de estos elementos, al operarse un cambio en una de las partes que lo componen, la propia dinámica lleva a modificar la estructura en su conjunto. En Dinámica de Grupos muchas veces la praxis ha de empujar la certeza teórica. No existen confirmaciones científicas que avalen plenamente los análisis actualmente disponibles sobre los fenómenos que se desarrollan en el interior de una dinámica grupal. Aunque haya que ir disminuyendo los márgenes de error en nuestra práctica social, esto no impide que no se pueda detener la maquinaria social a fin de estudiarla. El quehacer diario no puede fundamentarse exclusivamente sobre el conocimiento científicamente «comprobado», pues un hecho es comprobado científicamente únicamente hasta que otra comprobación lo invalide. Por lo tanto, nos vemos forzados a tomar decisiones, a actuar dentro de unos márgenes de posible equivocación, y es indispensable tener esto siempre presente cuando analizamos un fenómeno social, si deseamos estar atentos a la realidad sin dogmatismos de ningún tipo. Sin embargo, esta necesaria predisposición a aprender constantemente de la realidad no nos debe llevar tampoco a ahorrarnos el trabajo de aprovechar las bases teóricas de conocimiento de que disponemos hoy en día. Las Juntas Directivas debemos conocer el funcionamiento y la dinámica de los grupos, así como manejar técnicas de dinamización para aprovechar las capacidades y el potencial de las personas que componen cada Asociación de Padres y Madres. La mayoría de las gratificaciones que las personas reciben en las asociaciones y movimientos de voluntariado provienen de aunar y hacer confluir los intereses individuales con los colectivos, satisfaciendo a través de estos últimos los de orden personal. Por ello desde las APAs debemos conjugar los objetivos colectivos y generales como la mejora del sistema educativo, la defensa de la escuela pública o la potenciación de todas las capacidades de los niños y niñas de nuestro centro con formas de trabajo y de organización que resulten gratificantes para las personas que trabajan con nosotros y nosotras y que a la vez sean capaces de atraer y motivar a nuevos socios para que se impliquen activamente en nuestra tarea colectiva. Algunos elementos para que la junta de asociaciones sea un "grupo" promotor de la participación Para Bass (1951) «sólo existe un grupo cuando los objetivos de cada uno están interrelacionados con los de los demás por algún objetivo común». Es evidente que ni la proximidad física de varios individuos, ni el hecho de que todos ellos tengan objetivos a primera vista idénticos, son elementos suficientes para que lleguen a formar un grupo. Por ejemplo, los padres y las madres de la escuela no constituyen un grupo propiamente, sólo porque todos pertenezcan a la misma escuela y tengan un mismo objetivo: educar a su hijo lo mejor posible. Obsérvese como tener un mismo objetivo no tiene por qué significar poseer un objetivo común pues cada padre y madre quieren educar a su hijo. Pero los padres y madres de un centro podrían constituirse en un verdadero grupo si se les comunicara que el próximo curso cerrará la escuela. En este caso todos tendrían un objetivo realmente común: tratar de que no cierren la escuela. Se podría observar que la Junta organizaría acciones concretas, que participarían los padres y las madres, que se definirían unas tareas y que aparecerían unas normas. Existiría una interrelación e influencia mutua Junta-socios y viceversa.
Otro ejemplo clarificador que puede servirnos para diferenciar una serie de personas de un grupo podemos tomarlo de determinadas formas de producción industrial. Los operarios que componen un turno en un túnel de montaje de automóviles no tienen, pese a compartir diariamente horarios, espacios y problemas, por qué ser un grupo. Cada uno se fija en una posición de su cadena de montaje y atiende exclusivamente a su labor. Las mismas personas compondrían un grupo si, por ejemplo, estuvieran sindicadas y contemplaran como un objetivo mejorar sus condiciones laborales. En este caso, la constitución de un grupo que persiga objetivos en el ámbito laboral generaría automáticamente un cambio en la relación entre las personas que lo componen en cuestiones que frecuentemente transcenderían lo laboral. Elementos claves a tomar en cuenta en los grupos Una de las características básicas en la formación de un grupo radica en la propia decisión de sus miembros de constituirse como tal. Junto a la intención, interés y conciencia para ser grupo, existen una serie de aspectos que condicionan y regulan la vida de todo grupo. Vamos a realizar un sintético repaso de los elementos que la Junta y la Asociación deben considerar para observarse como un grupo dinámico y eficaz en sus acciones: 1. Los objetivos Los objetivos o aspiraciones de la Federación, Junta o Asociación serán los móviles o motores que permitirán que vayan caminando hacia la meta. Darles forma y concretarlos debe ser una tarea fundamental en la vida de la APA: una Asociación sin objetivos es como un barco sin timón. Frecuentemente, ni las Asociaciones ni los grupos en general tienen un solo objetivo, más bien tienen varios: unos objetivos finales y varios subordinados a los primeros y denominados objetivos secundarios o específicos. Hablando y discutiendo sobre objetivos, en nuestra APA debemos de enunciar los objetivos grandes y amplios que deseamos alcanzar y al mismo tiempo ser capaces de convertirlos en otros objetivos, más modestos pero alcanzables a corto y medio plazo, que permitan acercarnos progresivamente a los generales. Desde otra perspectiva complementaria, los objetivos de los grupos pueden dividirse en dos clases: objetivos ligados a actividades concretas; y los objetivos ligados al mantenimiento de la vida del grupo. Los objetivos ligados a las actividades concretas podrían ser: diseñar un proyecto para realizar actividades extraescolares, conseguir que las tutorías funcionen adecuadamente en nuestro centro o conseguir que los temas tratados en el Consejo Escolar lleguen a todo el colectivo de padres y madres. En cambio, los relativos al mantenimiento de la armonía y unidad del grupo suelen estar implícitos y constituir lo que se llama «la agenda oculta del grupo» por ejemplo, las relaciones sociales que se establecen entre los miembros de la Junta, con sus vinculaciones y alianzas. Es conveniente dejar claro que los objetivos pueden replantearse o abandonarse, si la Asociación lo cree oportuno, para que en ningún caso el grupo se vea artificialmente forzado a cumplirlos si pierden sentido para él 2. La cohesión La cohesión es la tendencia a mantenerse unidos y de acuerdo. Es una condición necesaria para la eficacia del trabajo de la Asociación y para la satisfacción de las necesidades afectivas de sus socios. Es, además, un índice de la situación de la Asociación y de su grado de madurez. Por eso la cohesión es un indicativo a evaluar periódicamente. El grado de cohesión que posee un grupo varía con el tiempo, y depende de numerosas situaciones internas y externas al grupo. Factores que favorecen la cohesión:
3. La comunicación La comunicación es una actividad a través de la cual se da y recibe información. La comunicación entre los miembros de la Junta debe ser permanente, planificada, clara, transparente. Una de las funciones del Junta es dar el máximo de información a sus socios. Se dice que no es posible no comunicarse. Esto podemos traducirlo en que cuando una Junta Directiva no se comunica con sus asociados les está diciendo algo, les está informando, por ejemplo, de que a la directiva no le interesan sus socios o bien que no considera importante lo que piensen u opinen. En situaciones de «cara a cara», cuando trabajamos con otros padres y madres, debemos considerar algunos elementos prácticos para comunicarnos mejor:
4. Las normas Las normas son los acuerdos explícitos entre los miembros de la Junta y de la Asociación. Es lo que se debe o no se debe hacer. Son las reglas establecidas por los mismos miembros de la Asociación con el fin de establecer una cohesión interna. Las normas ayudan a cada uno a percibir y juzgar lo que se está haciendo «bien» y lo que se está haciendo «mal», lo que es apropiado o no, lo que es «aceptable» o «rechazable» en la Asociación o en la Junta. Las normas, como los objetivos, no son fijas, y pueden replantearse de acuerdo con las necesidades de la propia Asociación. En todo grupo existen otras normas no explicitadas que regulan en buena medida el comportamiento de sus miembros. Esto es algo habitual e inherente al funcionamiento grupal que no tiene porqué revestir mayor problema salvo que estas normas implícitas entren en conflicto con los objetivos y las normas explicitadas y asumidas formalmente por los miembros del grupo. En estas situaciones, es todavía de mayor importancia poder analizar y discutir lo que pasa en el grupo y llegar a acuerdos a través de consenso. En síntesis, una Asociación de Padres y Madres debe ser capaz de:
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