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Educación para el ocio y el tiempo libre
(El texto completo se encuentra en la página de la CEAPA
La vida es una experiencia formidable de la que no siempre
sabemos extraer toda su riqueza.
Una de las características esenciales del ser humano es su
vertiente proyectiva, es decir, la capacidad de hacer proyectos. Y, no sólo eso
sino esencialmente, la capacidad de hacer un proyecto de su propia vida.
No resulta fácil organizar nuestra vida. Por un lado, el
peso muerto de la rutina y de la comodidad empuja a repeticiones rituales y casi
mecánicas y, por otro, una cierta apatía y conformismo nos induce a la
pasividad y nos aparta de perspectivas tan saludables como utilizar la
imaginación y desarrollar las capacidades creativas.
En esta sucinta presentación convendría diferenciar ocio
y tiempo libre. Entendemos por tiempo libre el tiempo disponible, es decir,
el que no utilizamos para trabajar, comer o dormir. El tiempo libre tiene una
capacidad virtual, es tiempo a nuestra disposición que podemos utilizar
adecuadamente o malgastar.
Cuando utilizamos el tiempo libre de forma creativa,
desarrollando capacidades, favoreciendo el equilibrio personal y enriqueciendo
nuestra experiencia, estamos llenando de contenido nuestra vida y dando al ocio
una dimensión de enriquecimiento personal, POR TANTO, EL OCIO VENDRÍA A SER
ALGO ASÍ COMO EL TIEMPO LIBRE QUE UTILIZAMOS PARA HACER LO QUE NOS GUSTA Y PARA
EL CRECIMIENTO PERSONAL.
El concepto de ocio es equívoco. El término ocioso alude a
alguien pasivo e, incluso etimológicamente, negocio es la negación del ocio o
lo que es lo mismo «no-ocio».
Sin embargo, más allá de estas disquisiciones es necesario
que reivindiquemos un tiempo para nosotros mismos, para nuestro descanso, para
hacer lo que nos gusta, para sentirnos bien, para participar de la creación de
otros o para ser nosotros mismos los creadores. Deberíamos recordar que CULTURA
no es sólo lo que el hombre sabe, sino lo que el hombre hace. Toda Cultura es
una suma de símbolos, creencias, costumbres, actividades y rituales compartidos
por una comunidad.
Es importante el reconocimiento del derecho al trabajo, pero
no lo es menos el derecho al ocio. Existen infinidad de personas que por
diferentes razones se ven obligados a desempeñar trabajos rutinarios y
mecánicos, que no sólo no contribuyen a desarrollar su personalidad, sino que
amenazan con convertir al hombre en un autómata. La célebre imagen de Charlot
en Tiempos Modernos, en la que, tras muchas horas de colocar tornillos, al salir
a la calle sigue realizando los gestos y tics al margen de la voluntad, es un
buen exponente de lo que venimos afirmando.
Quizás uno de los mayores inconvenientes de esta sociedad
deshumanizada es el de haber convertido el ocio en consumo y el no saber
encauzar perspectivas creativas de ocio que favorezcan el desarrollo de la
personalidad.
Erich Frömm distinguió con brillantez, en su obra póstuma Tener
y ser, cómo el acumular, paradójicamente, empobrece y cómo el ser y el
tener son conceptos antagónicos. ¿Qué somos?. Somos el resultado o lo que
quedaría de nosotros si nos arrebatasen todo lo que tenemos, por eso, cuanto
más nos preocupe cultivar lo que somos y menos acumular, más cerca estaremos
de construir una personalidad que no depende, convulsivamente, de la
acumulación irracional y frenética de bienes.
La Escuela tiene una función socializadora y formativa, ha
de impartir conocimientos y desarrollar capacidades e inquietudes, pero
probablemente, una de las causas de que la Escuela no cumpla adecuadamente su
cometido es el que haya renunciado a educar para el ocio. Es incuestionable que
los niños/as necesitan aprender Lenguaje, Matemáticas, Historia, y también
técnicas intelectuales y hábitos de trabajo, pero eso no es suficiente. La
Escuela tiene que ocuparse por desarrollar capacidades y actitudes que
favorezcan la autonomía personal y que posibiliten el desarrollo de inquietudes
y aptitudes que faculten a los niños/as para elaborar proyectos vitales y para
entusiasmarse descubriendo nuevos mundos que den sentido a sus vidas. Si no es
capaz de motivar a un disfrute no alienado del ocio, estará renunciando a la
tradición humanista y empobreciendo el futuro de los alumnos que pueblan sus
aulas.
Vamos a apostar, en estas páginas, por una Educación
para el Ocio no concebida como materia, ni siquiera como un eje
transversal, sino como un conjunto de motivaciones y directrices que
favorezcan la imaginación y la creatividad y que empujen a los alumnos a
descubrir el placer de aprender a hacer cosas y de alcanzar nuevos horizontes.
Desde nuestro punto de vista, el ocio no es un lujo sino un
derecho de todos los ciudadanos. La propia Constitución (artículo 43)
obliga a los poderes públicos a fomentar la Educación Física y el Deporte y a
facilitar la adecuada utilización del ocio. Por tanto, los esfuerzos de las
Administraciones públicas, en este sentido, siendo loables, no son otra cosa
que el cumplimiento del mandato constitucional.
Existe una dimensión estrictamente individual del ocio, que
no es en absoluto desdeñable, pero el ocio vivido como un proyecto de
realización personal invita a la comunicación y a la convivencia e, incluso, a
un compromiso con ideales de creación y de extensión cultural.
Entendemos el pluralismo como un valor. No existe ni una
única forma de entender el ocio, ni formas de ocio que puedan jerarquizarse de
modo arbitrario. El ocio, vivido de forma creativa, es una búsqueda en la que,
a lo largo del camino, cada uno y cada una ha de ir encontrando sus propias
metas; por consiguiente, no deben imponerse formas de ocio por decreto, sino
facilitar la búsqueda individual y colectiva de los objetivos perseguidos.
Quisiéramos finalizar esta introducción oponiéndonos con
fuerza a un tópico, el de que el ocio es no hacer nada. Estamos
convencidos justamente de lo contrario. El ocio es una actividad, una inversión
en nosotros mismos, en nuestra sensibilidad, en nuestro afán de conocimiento,
en nuestra búsqueda de perfección, en nuestra capacidad de disfrutar con lo
que nos conmueve, nos cautiva o favorece nuestra realización.
OBJETIVOS Y EXPECTATIVAS
Convertir el ocio y tiempo libre en un
instrumento para el enriquecimiento y desarrollo personal es una idea sobre la
que conviene reflexionar. En esta tarea de aprendizaje deben intervenir la
Familia, la Escuela y las Administraciones públicas, así como Organizaciones
No Gubernamentales y, por supuesto, la propia Persona.
A la hora de abordar en Escuelas de Padres y Madres la
Educación para el Ocio, deberíamos marcarnos, como mínimo, los siguientes
OBJETIVOS
1. Apostar, decididamente, por un concepto activo y
positivo de ocio, que favorezca el desarrollo personal y la creatividad de
nuestros hijos/as.
2. Rechazar, enérgicamente, el concepto simplista de que
el ocio consiste en no hacer nada. El ocio, desde nuestra perspectiva,
consiste en hacer y crear, utilizando la imagen, nunca en no hacer nada.
3. Aprender a valorar el ocio como un factor de
equilibrio para lograr un desarrollo armónico de la personalidad. Las
características de nuestro sistema de vida deben llevarnos a buscar una
correcta utilización del tiempo libre, la compensación creativa y lúdica de
las deficiencias repetitivas y mecánicas de nuestros hábitos cotidianos.
4. Motivar a nuestros hijos e hijas, desde la familia,
para que empleen adecuadamente su ocio y tiempo libre, a través del diálogo y
del ejemplo, haciéndoles ver la importancia, para su crecimiento personal, del
deporte, la lectura, la música, el voluntariado social, etc.
5. Generar dinámicas de comunicación y efectividad, en
virtud de las cuales todos los miembros de la familia puedan compartir su ocio y
vivir conjuntamente experiencias enriquecedoras.
6. Asumir, críticamente, que la Escuela debe educar para
el ocio, apartándose de un concepto excesivamente tecnocrático y utilitarista
del aprendizaje. Como padres y madres, hemos de esforzarnos por llevar estas
inquietudes al Proyecto Educativo de Centro, a la Programación General Anual y
a nuestra propia acción formativa, a través de las Escuelas de Padres y
Madres.
7. Hacer llegar a las Administraciones públicas nuestra
reivindicación de que desarrollen el mandato constitucional, en el sentido de
facilitar la adecuada utilización del ocio. En una sociedad democrática, el
derecho al ocio debe estar garantizado.
8. Defender la tesis de que un concepto saludable de ocio
tiene diversas vertientes: una individual, que favorece el crecimiento personal
(lectura, pintura); y otra participativa, comunicativa y convivencial, que
descubra el placer de compartir afinidades y proyectos con otros (deporte,
voluntariado, realización en equipos de actividades culturales, etc.).
9. Mentalizarnos, como padres y madres, de que tan
importante como que nuestros hijos e hijas aprendan Lengua, Matemáticas,
Ciencias Naturales o Sociales es que desarrollen sus inquietudes, su
creatividad, su imaginación y que aprendan a expresar artísticamente su
sensibilidad y sus sentimientos.
10. Vincular el ocio y la Educación para el Ocio a la
búsqueda individual y colectiva de nuevos horizontes, a la exploración de
diversos campos de la realidad social y cultural, y a vencer el miedo a
enfrentarse con situaciones desconocidas.
El ocio: una aventura humana para el
enriquecimiento propio y la exploración del mundo circundante
"Te he colocado en el centro del mundo para que puedas
explorar de la mejor manera posible tu entorno y veas lo que existe. No te he
creado ni como un ser celestial ni como uno terrenal... para que puedas formarte
y ser tú mismo"
Giovanni Pico Della Mirandola
Discurso en pro de la dignidad del hombre
Las familias tenemos una responsabilidad ineludible en la
educación y formación de nuestros hijos y el ocio forma parte de ese proceso,
en virtud del cual se forma la personalidad. La Familia es un agente
socializador, es decir, una institución importante para que nuestros hijos e
hijas aprendan a conocer el medio en el que viven y a integrarse en él.
Otra instancia socializadora es la Escuela. La institución
educativa también debe contemplar la importancia de la creatividad, del
desarrollo de la imaginación y de un ocio enriquecedor, en lugar de limitarse a
ser una institución meramente transmisora de conocimientos.
El ocio y el tiempo libre, en una sociedad democrática y
socialmente avanzada, es un derecho. Así lo expresa el artículo 43 de la
Constitución, cuando reconoce la obligación de los poderes públicos a
facilitar la adecuada utilización del ocio. Quiere esto decir que las diversas
Administraciones Públicas, sobre todo las más próximas a los ciudadanos,
tienen la obligación de dotarse de los instrumentos necesarios para cumplir
este mandato: instalaciones deportivas, casas de la Cultura, casas de Juventud,
Cursos y actividades de ocio y tiempo libre y un largo etcétera en el que,
junto a la construcción de infraestructuras, debería trabajarse para facilitar
el acceso a los jóvenes a los recursos ya existentes.
Si algo tenemos claro es que ocio no significa pasividad. El
ocio es tiempo disponible para hacer, para imaginar, para desarrollar la
fantasía, para crear. Sobre el ser humano han venido conviviendo dos
concepciones desde la noche de los tiempos: una, que podríamos definir como
antropológicamente positiva, confía en la capacidad humana para superarse y
mejorar; otra, antropológicamente negativa, desconfía de la capacidad humana y
sólo piensa en disciplinar y contener a la bestia que, en esa concepción,
todos llevamos dentro.
Hija de la visión antropológicamente negativa es la
expresión, que muchos aceptan como válida, el ocio es la madre de todos los
males. Nuestra visión es nítidamente opuesta aunque, para expresar nuestra
opinión en esta introducción, la historia del ser humano no ha sido otra cosa
que una lucha muy dura entre esas dos concepciones pero en la que, pese a
retrocesos y tragedias, se va imponiendo la capacidad humana para avanzar en
busca de la plenitud, aunque siempre con miedo, al existir la posibilidad de dar
al traste con todo lo trabajosamente logrado a lo largo de siglos.
1. Homo symbolicus Homo lúdicus
Desde nuestro punto de vista, el ocio para el ser humano es
una necesidad
El sentido del juego en la especie humana no sólo está
presente en los niños, sino que se mantiene toda la vida. Preguntémonos si
acaso el éxito del deporte no se basa en que es un juego o reflexionemos un
momento sobre el erotismo y la sexualidad, con su enorme potencial lúdico, o el
éxito de los juegos de mesa o de azar.
La visión antropológicamente negativa, a la que antes
aludíamos, pretende imponer una seriedad aburrida, en virtud de la cual,
finalizada la infancia, la alegría, la risa y el juego son sospechosos de
frivolidad.
El ser humano transciende la escala biológica, hasta el
punto que podríamos decir que la naturaleza humana es la Cultura. El ocio está
ligado al desarrollo de la imaginación, a la fantasía y, ¿por qué no
decirlo?, a la libertad, pues, es una opción que tomamos en nuestra
capacidad de elegir.
Los historiadores y, sobre todo, los antropólogos del proceso
de Hominización que condujo a la Humanización, suelen hacer hincapié en
la importancia del lenguaje y de la comunicación en ese proceso y de la
capacidad humana de concebir mentalmente y expresar símbolos, es decir,
alcanzar el estadio de homo symbolicus. El hombre tiene, en su interior,
el sentido del juego y de la fiesta (podríamos hablar, en cierto modo, del homo
lúdicus). Pero, si quisiéramos diferenciar lo más esencialmente humano,
tendríamos que referirnos, sin duda, a la capacidad de crear.
El ocio es un valioso instrumento para dar sentido a nuestra
vida. Como padres y madres, hemos de ser responsables del proceso educativo, en
el más amplio sentido, de nuestros hijos e hijas. Existen padres y madres que
consideran que esa responsabilidad consiste en vigilar que vayan a clase y
saquen buenas notas, sin embargo, desde CEAPA y desde todas las convicciones
progresistas, hemos venido defendiendo que la educación es también ayudar a
despertar la imaginación, la fantasía, la creatividad y también el sentido de
la responsabilidad. El niño o la niña no son sólo seres individuales,
encerrados en sí mismos y en las cuatro paredes del hogar, sino seres sociales
que han de establecer relaciones positivas o negativas con otros niños y niñas
y, progresivamente, con adultos hasta integrarse en su medio.
El ocio enriquece al niño y a la niña, comenzando por
favorecer su psicomotricidad. Los juegos infantiles, los cuentos, las canciones,
¿acaso no están desarrollando la coordinación de movimientos y la expresión
verbal?
En un período posterior, el niño/a empieza a elegir y a
tomar decisiones; es de una gran importancia que aquellos a quienes tanto les
gusta escuchar cuentos, aprendan a leerlos y a disfrutar leyendo o que aprendan
a escuchar música o a asistir a espectáculos infantiles, en los que puedan
participar junto con otros niños y niñas.
En esta evolución trazada a vuelapluma, llega un momento en
la formación de la personalidad en la que un ocio imaginativo puede ser
decisivo para ayudar a encontrar el sentido de la existencia.
En la capacidad de observar, de inventar, de explorar, de
experimentar, de combinar piezas para buscar nuevas formas está la base y los
cimientos no sólo de un desarrollo psicosocial adecuado sino de muchas
vocaciones científicas y artísticas.
Algunas veces nos hemos atrevido a pensar (atrevimiento grave
que, sin duda, obedece a que no somos excesivamente serios) que el mal llamado
fracaso escolar o rendimiento escolar inadecuado se debe, en no pocas ocasiones,
a no saber presentar el proceso de aprendizaje como un juego y que se sustituye,
torpemente, el aprendizaje a través de la experiencia y los descubrimientos
personales por repeticiones ritualizadas y memorísticas o por deberes
frecuentemente estúpidos, que imposibilitan el desarrollo de la imaginación y
que acostumbran a la rutina y al aburrimiento.
Aquello que Antonio Machado plasmó espléndidamente en el
poema en el que los colegiales repiten mil veces la lección, en tanto que la
lluvia golpea monótonamente los cristales, haciendo fácil la asociación de
ideas de que lo que los escolares están estudiando es monotonía.
RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Antonio Machado.
SOLEDADES |
Aunque sea telegráficamente, debemos plantearnos una gran
pregunta que han abordado, desde hace siglos, los pedagogos más progresistas,
más avanzados y ¿ por qué no decirlo?, más revolucionarios.
La respuesta a la pregunta es difícil que sea positiva.
Hasta la fecha, la escuela ha servido, históricamente, para lo primero, pero no
podemos ni debemos renunciar a crear las condiciones para que sirva para lo
segundo.
¿Sirve la escuela para domesticar a los niños, someterlos a
la jerarquía de poderes establecidos e integrarlos, acríticamente, en un medio
económico y social donde cada uno tiene su puesto preestablecido o sirve para
favorecer el desarrollo de las capacidades intelectuales y morales, para
aprender las características de la Naturaleza y del mundo en que se vive y para
despertar el ansia y el afán por transformar las condiciones de ese medio?
Por tanto, desde la Familia y desde la Escuela, tendremos que
apostar por un modelo de persona y aceptar el compromiso de ser coherentes,
favoreciendo la imaginación, la creatividad y un sentido formativo y
autoformativo de la personalidad, en el que el ocio actúe como un elemento
equilibrador y lúdico.
2. Ocio y realización personal
Algunos teóricos gustan de manejar el trinomio tiempo
libre, tiempo liberado y ocio. El tiempo libre
sería aquél que no dedicamos a una actividad reglada y sujeta a horario:
asistir a clase, comer, trabajar, etc.
El tiempo liberado vendría a ser aquella parte del tiempo
libre que acotamos y que invertimos para dedicarla a nosotros mismos y a lo que
nos gusta. El tiempo liberado sería como un envase precioso en el que
introducir algo que nos gusta o interesa mucho: nuestro ocio.
Ocio es la realización de actividades que desarrollan
nuestra imaginación y nuestras capacidades, que nos hacen disfrutar y que nos
divierten.
Del tiempo libre seleccionamos una parte a la que llamamos
tiempo liberado para dedicarla a nuestro ocio.
Existen muchas definiciones de ocio, todas tienen algo bueno,
pero nos parecen necesariamente incompletas. Vamos a exponer, paradójicamente,
la más corta ya que nos ha parecido la más certera. La formuló el senador,
filósofo y ensayista romano Marco Tulio, a quien llamaban «Cicerón», es
decir, «garbancito» porque pequeño de cuerpo y grande de espíritu. Cicerón
definió «ocio» como «Otium cum dignitate», cuya traducción ligeramente
libre vendría a ser «libertad con dignidad», que contiene la almendra y la
síntesis de definiciones mucho más complicadas y pedantes.
Hemos de rechazar con firmeza la idea de ocio como pasividad
y rutina y, lo que quizás sea más difícil, desvincular con argumentos
sólidos «ocio» de «consumismo».
El ocio es disponibilidad para hacer lo que nos gusta,
capacidad de elegir, entre diversas opciones, la que más nos agrada en ese
momento y una oportunidad de gran calado para enriquecernos individual o
colectivamente.
El ocio debe ligarse a la idea de actividad física o mental.
Existen, como es lógico, diversos grados de actividad. Una persona, un niño/a
que asiste con frecuencia a obras de teatro infantiles sentirá, probablemente,
el «gusanillo» de hacer teatro. De la misma forma que un niño/a que observa
que sus padres leen y hacen comentarios sobre lo que están leyendo, se
sentirá, probablemente, inclinado a coger un libro adecuado a su edad y a su
momento evolutivo.
Necesariamente nos sale al paso el concepto de felicidad; es
cierto que vivimos en lo que se ha dado en llamar «sociedad del consumismo y
del despilfarro», pero los recursos no son inagotables y hemos de evitar que
por más tiempo se siga cifrando la felicidad en el tener y en el acumular. Los
adultos damos, en este caso como en otros, un ejemplo pésimo; vivimos alienados
por el afán de poseer el coche más potente, el último electrodoméstico o ese
objeto cuya posesión, aparentemente, implica un ascenso en el status social.
Podemos observar cómo los niños y niñas cada vez piden
juguetes más caros e incluso, en televisión se anuncian sus precios (más de
cinco mil pesetas, más de ocho mil pesetas, más de diez mil pesetas,...)
Quizás lo más grave no sea el precio de los juguetes sino que están
diseñados para fomentar la pasividad; los juguetes son, cada día, más
sofisticados y traen el efecto intrínsecamente perverso de no desarrollar la
imaginación ni la creatividad, sino de convertir a niños/as en espectadores
pasivos y pronto aburridos de las muchas cosas que los juguetes hacen solos.
Si aceptamos que la felicidad no está en acumular, no tienen
ningún sentido esos cuartos infantiles repletos hasta el techo de juguetes que
limitan el espacio y la capacidad de movimiento de los niños y que son el fruto
de la mala conciencia de los padres que, al no dedicar atención suficiente a
sus hijos/as, utilizan como coartada de su mala conciencia el juguete caro.
Los niños/as lo que más desean es jugar con sus padres y
que éstos les dediquen tiempo y jugar con otros niños/as, lo que cada vez
resulta más difícil en una sociedad con unos índices de natalidad tan bajos
como la española y con una tendencia hacia el hijo único.
En encuestas y, sobre todo, en investigaciones realizadas con
niños/as, existen elementos comunes que se repiten hasta la saciedad,
recordándonos una vez más que los hechos son tozudos.
3. El ocio en la familia y en la
escuela: ocio en casa y ocio en la calle
El papel de la familia en la canalización de un ocio
adecuado, saludable y creativo es, sin lugar a dudas, fundamental. Nuestros
hijos/as necesitan que les dediquemos tiempo, que hagamos un esfuerzo por
conocer su carácter, su personalidad, sus gustos, sus aficiones y que tengamos
una disposición permanente a favorecer el enriquecimiento de su personalidad
sin agobios y, desde luego, sin pretender imponerles nuestros gustos ni
aficiones.
Si algo deberíamos tener claro los padres y madres es que
nuestros hijos/as no nos pertenecen, no son objetos de nuestra propiedad.
Los niños/as son personas con derechos y obligaciones, que
han de desarrollar su propia autonomía y ser ellos mismos/as. Pueden
equivocarse en sus elecciones pero la mayor equivocación es prohibirles que
elijan e imponerles nuestros criterios.
El conocido poema de Kahlil Gibran expresa, con una gran
carga de emotividad y de belleza, la tesis que venimos exponiendo, por lo que su
reproducción nos libera de más comentarios.
Estamos convencidos de que una familia unida sabrá encontrar
tiempo para canalizar un ocio vivido conjunta y participativamente por toda la
institución familiar. Pongamos un ejemplo: salir al campo un día puede ser una
ocasión para cantar en el coche, para contar cuentos pero, también, para dar a
conocer la Naturaleza, la flora y la fauna, el respeto hacia el medio ambiente,
así como hacer ver los efectos negativos de la contaminación, o de hacer un
mal uso o abuso de los espacios naturales. De la misma forma, acudir toda la
familia a ver una película adecuada al proceso evolutivo de los hijos/as y
comentarla posteriormente es otra forma de lo que vamos a denominar ocio
familiar compartido. Como lo es, asimismo, practicar algún deporte todos
los miembros de la familia.
Cada niño/a tiene su propia personalidad y sus propios
gustos y aficiones pero, dada la gran sensibilidad y el afán de conocer de los
niños y adolescentes, tampoco sería mala idea llevarlos periódicamente a
museos, exposiciones de pintura, o a visitar lugares de valor histórico y
artístico. Los padres y madres no debemos limitarnos a encauzar el ocio de
nuestros hijos/as en casa, sino que debemos participar activamente en nuestra
A.P.A. y defender, con prudencia y esfuerzo, que el centro donde estudian
nuestros hijos se preocupe de su formación integral como personas y de
despertar en ellos inquietudes para que desarrollen, de forma creativa, su ocio
y tiempo libre.
Hemos de luchar hasta conseguir que la Educación para el
Ocio y para un disfrute no alienado del tiempo libre figure en un lugar
destacado en el Proyecto Educativo de Centro y se plasme en una dedicación
específica y concreta de actividades en la Programación General Anual; que se
desarrollen tanto en las aulas como mediante visitas y salidas que pongan en
contacto a los escolares con múltiples facetas y realidades que despierten sus
inquietudes.
TUS HIJOS
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos
semejantes a ti.
Porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.
Gibran Kahlil Gibran.
EL PROFETA |
Existen padres y madres excesivamente protectores que no han
roto aún, metafóricamente o simbólicamente, el cordón umbilical y que tienen
miedo a que sus hijos/as pisen la calle. Desde luego, no todas las situaciones
son similares. No es lo mismo una zona rural o un pequeño pueblo que una gran
ciudad, pero, en todo caso, la calle es un ámbito imprescindible para la
socialización y la realización. Nuestros hijos tienen que jugar y que convivir
con otros niños en la calle. Tienen que aprender a defenderse de las presiones
del grupo y, al mismo tiempo, a integrarse; han de procurar ser aceptados y a su
vez, tienen que aceptar las peculiaridades, gustos y aficiones de sus amigos/as,
hasta integrarse en una pandilla o grupo de iguales en donde se sienta a gusto.
Es difícil aprender a ser uno mismo y vencer las presiones
del grupo y del entorno pero, sin lugar a dudas, quienes han aprendido a vivir
un ocio creativo están mejor preparados para no dejarse arrastrar ni por modas
ni por presiones grupales.
Una persona que vive creativamente su ocio posee algo de gran
valor, una capacidad muy atrayente de elegir y de tomar opciones variadas. Un
día puede elegir ir a bailar a una discoteca pero en ningún lugar está
escrito que sea obligatorio hacer semana tras semana la «ruta del bacalao».
Por el contrario, una persona que utiliza adecuadamente su ocio puede elegir
entre ir a una discoteca, al cine, al teatro, practicar un deporte, escuchar
música, salir de acampada, dibujar o pintar, ver un programa de televisión que
le guste o pasar un par de horas pegando sellos en un álbum, clasificando
monedas o colocando y ordenando pins.
Otra idea que los padres y madres debemos tener clara es que
nuestros hijos/as, si tenemos más de uno, son distintos. Cada ser humano es
irrepetible. Unos padres observadores analizarán sin dificultad cómo cada
hijo/a va formando su propia personalidad mediante un proceso de afirmaciones y
rechazos. Es interesantísimo y asombroso ver cómo, incluso, dos hermanos, con
poca diferencia de edad y una educación familiar y escolar común, pueden
llegar a ser tan diferentes, lo que a uno le gusta, desagrada al otro y cada uno
desarrolla inquietudes hacia cosas concretas que le gustan hasta el punto de
pasar horas y horas practicando esa afición o hobby.
No existen, pues, recetas. Unos padres inteligentes y
preocupados por sus hijos harán bien en no imponerles ninguna forma concreta de
ocio. Lo mejor que pueden hacer, desde nuestro punto de vista, es desplegar ante
sus hijos una variadísima gama de oportunidades y opciones para incrementar su
capacidad de elegir y, sobre todo, animar, estimular y apoyar el desarrollo de
las inquietudes e iniciativas de cada uno o cada una.
4. Ocio y valores humanos
Hacia la construcción de un pequeño mapa del ocio saludable
Con anterioridad, hemos expuesto que el Hombre es un Homo
Symbolicus, un ser que toma conciencia del mundo exterior y de sí mismo y que
puede no sólo hacer proyectos, sino convertirse él mismo en un proyecto y
procurar alcanzar los fines o metas que se haya trazado.
Pese a la brevedad de un pequeño ensayo como éste, no
queremos olvidar la importancia del sentido humanista de la existencia. El
Hombre, para ser dueño de su futuro, ha de conocer el pasado, tomar conciencia
de qué es como ser histórico y conocer el legado cultural que, durante siglos,
ha ido acumulando la Humanidad.
El ocio favorece nuestra creatividad y nuestro desarrollo
personal. Nos hace mejores, nos hace más libres y nos invita, permanentemente,
a elegir, a tomar decisiones y a compensar las carencias y rutinas mecánicas de
nuestra vida cotidiana.
Es importante que las Concejalías de Juventud y Cultura y
que las Direcciones Generales de las Consejerías relacionadas con el disfrute
del ocio tomen conciencia de la necesidad ineludible de hacer accesible a todos
los ciudadanos el derecho al ocio.
El derecho al ocio comienza con una buena información, de
ahí que los niños/as y adolescentes deban conocer dónde encontrarla, cuando
quieran practicar algún deporte, realizar acampadas, acudir a una biblioteca
pública o conocer, de forma pormenorizada y actualizada, los cursos y
actividades de animación sociojuvenil que se realizan en las Casas de la
Juventud, de la Cultura o en los locales de las O.N.G.s, así como la oferta
cultural y recreativa del barrio o municipio.
El ocio es un valor que, adecuadamente desarrollado,
posibilita la construcción de una personalidad fuerte y equilibrada,
favoreciendo valores como la creatividad, la imaginación, la armonía psico-física,
la autonomía, la capacidad de cooperación, la responsabilidad y la aceptación
de uno mismo o de una misma, entre otros.
25 valores humanos que ayudan a estimular y desarrollar
un adecuado ocio |
• Creatividad
• Imaginación
• Fantasía e ilusión
• Diligencia y seguridad en la realización de acciones
• Voluntad
• Capacidad de comunicación
• Optimismo
• Placer
• Bienestar
• Serenidad
• Templanza
• Armonía psico-física
• Autonomía personal
|
• Asertividad
• Solertia (capacidad de afrontar lo nuevo sin angustia)
• Capacidad de elección y selección de opciones
• Autocontrol
• Equilibrio
• Afán de exploración y curiosidad
• Capacidad de cooperación
• Solidaridad
• Austeridad
• Gozo intelectual
• Responsabilidad
• Aceptación de uno mismo
|
Nos ha parecido conveniente elaborar un diagrama sinóptico
en el que queden reflejados 25 valores humanos que un ocio adecuado ayuda a
estimular y desarrollar. Obviamente, el número veinticinco es aleatorio,
podrían ser, igualmente, veinte o cuarenta, pero hemos querido que, de un
simple golpe de vista, los padres y madres a quienes van dirigidos estos
materiales tomen conciencia del altísimo grado en que el ocio favorece el
desarrollo de la personalidad.
El ocio tiene una incuestionable y enriquecedora vertiente
individual. Todos hemos de preocuparnos de ser mejores y de superar los
obstáculos que nos vayan saliendo al paso. Esta vertiente individual nos
moldea, nos prepara para la vida y nos ayuda a entender el mundo en que vivimos.
El ocio tiene también una no menos importante vertiente
colectiva, social o comunitaria. A todos los niños/as les gusta tener amigos,
de hecho, el no tenerlos les ocasiona graves problemas, incluso, de identidad, y
disfrutan realizando empresas, proyectos, iniciativas y realizaciones con otros.
No todos pensamos igual, pero algunas personas entienden que
hemos de interesarnos por los problemas de los demás y ayudar a resolver los
conflictos de nuestro entorno. Queremos, en estas páginas, reivindicar con
firmeza el voluntariado.
A nuestro alrededor existe pobreza, existe marginación y
existen injusticias. Ayudar a combatirlas es trabajar para transformar y mejorar
el entorno en el que nos ha tocado vivir.
Como padres y madres deberíamos estimular que nuestros
hijos/as sean sensibles y muestren interés por los derechos humanos, la
ecología o el pacifismo y, sobre todo, que se pongan en contacto con
organizaciones, asociaciones y O.N.G.s que dediquen su tiempo a ayudar a los
demás y a mejorar el medio en el que viven. Cuando nuestros hijos/as se
interesan y se integran en colectivos y asociaciones como Cruz Roja, Greenpeace,
o asociaciones que favorecen la integración social de discapacitados psíquicos
o físicos, algo importante está sucediendo. Se ha despertado en ellos el
sentido de la solidaridad y de la cooperación y están dispuestos a emplear su
tiempo libre en favorecer y ayudar a quienes más lo necesitan.
Repitamos, una vez más, que el ocio no sólo no es
pasividad, sino que, desde nuestra perspectiva, es incompatible con la
pasividad.
Es importante asistir a una representación teatral, pero
también lo es preparar con unos amigos una representación. Las personas
acostumbradas a un contacto cotidiano con la imaginación, la creatividad y las
diversas manifestaciones culturales pueden traspasar, con relativa facilidad, la
barrera que separa el recibir del hacer o protagonizar, hasta configurarse en
sujetos creativos, activos, que disfrutan el gozo intelectual de desarrollar sus
capacidades y potencialidades.
Con frecuencia oímos hablar de mapas, la Administración X
ha elaborado un mapa educativo o la Administración Y está procediendo a la
remodelación del mapa sanitario.
Para cerrar estas páginas, vamos a elaborar un pequeño mapa
de carácter orientativo, sobre las diversas posibilidades u opciones de un
disfrute no alienado del ocio. Advertimos, de antemano, que es incompleto y de
un valor parcial, pero puede resultar un instrumento adecuado para que los
padres y madres visualicen múltiples posibilidades y modalidades que están a
disposición de nuestros hijos/as, para desarrollar su personalidad, contribuir
a su equilibrio vital y favorecer el que puedan descubrir facetas y perspectivas
en su interior que, caso de no explorarse, podrían atrofiarse.
Como, sagazmente, vio Cicerón, el ocio está ligado a la
dignidad humana. Un ocio adecuado no sólo nos hace más creativos, sino más
dignos, porque la dignidad es algo que poseemos todas las personas pero que
hemos de edificar y construir para no malgastar nuestras capacidades.
De forma consciente e intencional, no hemos querido vincular
ocio y trabajo hasta este momento. Para muchos el ocio es un elemento
compensador de las frustraciones laborales; otros tienen la suerte de dedicarse
a un trabajo que les gusta y con el que disfrutan.
Por nuestra parte, lo que quisiéramos añadir es que, sea
cual sea la profesión u oficio a la que vayan a dedicarse nuestros hijos/as, se
verá favorecida por un desarrollo adecuado de la creatividad, la imaginación,
el bienestar, la serenidad o el autocontrol. Por todas estas consideraciones,
como padres y madres hemos de estar muy atentos y favorecer el ocio creativo en
nuestros hijos/as, impulsarlo desde la familia, exigir que la institución
educativa incluya entre sus fines la Educación para el Ocio y atienda no sólo
al intelecto sino al desarrollo armónico e integral de la persona. Y hemos de
exigir, con firmeza, a las Administraciones Públicas que cumplan el mandato
constitucional, que garanticen el derecho al ocio y que lo hagan accesible para
todos los ciudadanos, pero, especialmente, para los niños/as y adolescentes.
15 posibilidades y modalidades
de carácter orientativo para un disfrute no alienado del ocio |
1 - Lectura |
Concebida como descubrimiento de nuevas facetas de la realidad y
conocimiento del legado histórico, literario y científico de la
Humanidad. |
2 - Actividades para conocer y vivir la naturaleza |
• Acampadas
• Senderismo
• Montañismo
• Visitas a Parques Naturales
|
• Rutas ecológicas
• Cuidado de plantas y jardinería doméstica
|
3 - Visitas |
• Museos
• Exposiciones
|
• Lugares de interés: histórico, artístico, cultural
|
4 - Asistencia a espectáculos |
• Teatro
• Cine
• Conciertos musicales
• Circo
|
• Manifestaciones interculturales e interétnicas
• Competiciones deportivas
|
5 - Asistencia a actos culturales |
• Charlas-coloquio
• Conferencias
• Video-forum
|
• Debates
• Cine-forum
• Teatro-forum
|
6 - Fomento de la creatividad a través de: |
• Pintura y dibujo
• Fotografía
|
• Teatro - Literatura
• Manejo de instrumentos musicales
|
7 - Práctica del deporte |
• individuales atletismo, esquí, natación, etc.
|
• colectivas: baloncesto, fútbol, waterpolo, etc.
|
8 - Juegos de mesa |
• Ajedrez
• Parchís
|
• Damas
• Dominó, Naipes, etc.
|
9 - Juegos de salón |
• Billar
|
• Futbolín, etc.
|
10 - Coleccionismo |
• Pins
• Figuras de plomo
• Antigüedades
• Cajas de cerillas
• Cerámica
|
• Arte
• Mecheros
• Filatelia
• Numismática, etc.
|
11 - Recuperación de tradiciones populares |
• Música
• Danza
|
• Artesanía
• Gastronomía
|
12 - Manualidades |
• Bricolaje
• Miniaturas
|
• Cerámica, etc.
|
13 - Utilización selectiva de medios de comunicación y juegos
informáticos |
• Juegos informáticos: individuales, colectivos
|
• Medios de comunicación: Televisión, Radio, Prensa
|
14 - Cultivo de la amistad |
• Diálogo con amigos
|
• Tertulias
|
15 - Asociacionismo participación y voluntariado |
Organizaciones y asociaciones:
• Juveniles
• Ecologistas
• De apoyo al Tercer Mundo
|
• Pacifistas
• Pro-derechos humanos
• Integración: minusválidos físicos, psíquicos, minorías
étnicas
|
Síntesis de mensajes
En las páginas anteriores hemos sometido a revisión y
crítica diversas cuestiones sobre ocio, tiempo libre, uso y disfrute no
alienado del ocio y la capacidad de la Familia, la Escuela y las Instituciones
Públicas y Privadas en intervenir, positivamente, en la canalización de las
inquietudes deportivas, intelectuales, culturales y sociales de los niños/as y
adolescentes. Queremos, ahora, que, de forma casi fotográfica, repaséis y
retengáis aquellas ideas que nos parecen de mayor calado.
1.- En una sociedad democrática, el derecho al ocio debe
estar garantizado y protegido por los poderes públicos, ya que el ocio es un
mecanismo esencial para un desarrollo adecuado y armónico de la personalidad.
Quiere esto decir que han de incrementarse las infraestructuras deportivas y
culturales y que ha de facilitarse su acceso a todos los ciudadanos, muy
especialmente, a niños/as y a adolescentes a estas instalaciones.
Por otro lado, las Administraciones Públicas han de
organizar, para desarrollar el mandato constitucional (artículo 43.3),
iniciativas para que los niños/as y jóvenes puedan tener acceso a un ocio
comunitario y lúdico que refuerce sus relaciones sociales.
2.- Si tuviéramos que destacar la idea más esencial,
desde nuestra perspectiva, no vacilaríamos en recalcar que el ocio no puede
seguir identificándose, por más tiempo, con no hacer nada.
El disfrute adecuado del ocio es estimular la imaginación,
dar rienda suelta a la fantasía, potenciar nuestras actividades manuales,
favorecer la capacidad de creación que existe en todos nosotros, experimentar,
asumir retos, sentirnos a gusto e ir moldeando nuestro carácter y nuestra
personalidad de forma equilibrada y armónica.
3.- El primer modelo que tienen ante sus ojos los
niños/as son sus padres y madres. Lo que hagamos y cómo vivamos nuestro ocio
va a tener una influencia positiva o negativa en nuestros hijos. Si nuestros
hijos nos ven leer el periódico o leer un libro, no por ello van a aficionarse
necesariamente a la lectura pero, sin duda, entrarán en contacto con los libros
y periódicos de forma natural y espontánea.
Los niños/as necesitan apoyo y estímulo. Cuando unos
padres descubran a sus hijos aficiones por la poesía, el dibujo, la danza, el
teatro, etc., tienen una gran responsabilidad en alentar estas aficiones, pues,
si lo hacen pueden estar favoreciendo algo tan importante como el motivarles a
descubrir y desarrollar el sentido de la existencia.
4.- La Escuela también tiene una responsabilidad nada
desdeñable en la Educación para el Ocio y para la Creatividad. Los niños/as
en las aulas deben practicar el aprendizaje a través de la experiencia, el
trabajo grupal, y estar motivados para ponerse en contacto con nuevas realidades
y atreverse a hacer exploraciones, progresivamente, más complejas.
La Escuela puede abotargar y aburrir o favorecer la
creatividad y la imaginación, ayudando a descubrir el sentido lúdico de la
vida y la alegría de llevar a cabo iniciativas, empresas y proyectos sin
dejarse atrapar en la red letal del aburrimiento.
5.- En una escuela democrática, toda la comunidad
educativa ha de responsabilizarse en la gestión y en el funcionamiento del
Centro. Los padres y madres hemos de ser capaces de llevar a cabo propuestas, a
través de nuestros representantes en el Consejo Escolar y en la A.P.A., para
que la Educación para el Ocio se convierta en un objetivo fundamental que
figure en el P.E.C. y se concrete en diversas actividades de la P.G.A.
Por otro lado, un modelo escolar democrático no debe
conformarse con organizar actividades para los alumnos/as, sino que ha de
esforzarse en organizar proyectos con los alumnos para que las iniciativas de
los estudiantes no encuentren obstáculos burocráticos que enfríen o maten sus
ilusiones.
6.- El disfrute imaginativo, creativo y no alienado del
ocio y tiempo libre tiene una dimensión individual y otra colectiva o
comunitaria.
Estar solo es importante, porque debemos moldearnos a
nosotros mismos y debemos también conocernos. Pero no lo es menos relacionarse
con los demás y compartir con ellos experiencias, alegrías y sinsabores. Tal
vez sea ocioso recordar que Karl Marx define la esencia humana como el
conjunto de las relaciones sociales.
Cuando dedicamos nuestro ocio a apoyar el desarrollo del
Tercer Mundo, a mejorar las condiciones medioambientales, a defender los
derechos humanos, a apoyar la integración de discapacitados físicos y
psíquicos, etc., estamos empleando nuestro tiempo libre para mejorar la
comunidad en que vivimos y también para desarrollarnos como personas cívicas y
solidarias.
No obstante, estimamos como deseable un equilibrio entre la
vertiente personal del ocio, que favorezca el desarrollo de las capacidades y
potencialidades de nuestros hijos/as y la vertiente participativa y comunitaria,
que nos implique en la solución de los problemas del entorno y que favorezca
estrechar lazos y vínculos con otras personas que persiguen objetivos comunes.
(El texto completo se encuentra en la página de la CEAPA
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